Víctor Humareda, uno de los pintores más enigmáticos y originales del Perú, nació en 1920 en Lampa, Puno. Desde joven, Humareda mostró un talento excepcional para el arte, lo que lo llevó a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Pero su vida no fue convencional. Humareda eligió un camino de soledad y bohemia, alejándose de la fama y el reconocimiento fácil.

Vivió gran parte de su vida en un pequeño cuarto del mítico Hotel Lima, donde el bullicio de la ciudad y la decadencia de los barrios bajos fueron su mayor inspiración. Allí pintó obsesivamente, recreando escenas de cabarets, payasos tristes y mujeres misteriosas, siempre envueltas en una atmósfera surrealista y melancólica. Su vida solitaria, marcada por la intensidad emocional, se reflejaba en cada trazo, con colores vibrantes que contrastaban con el oscuro mundo que habitaba.

Humareda es recordado no solo por su arte, sino por su personalidad excéntrica: vestía siempre con sombrero y abrigo, caminaba por las calles de Lima hablando solo, como si estuviera en su propio mundo, un mundo lleno de colores y emociones profundas. Falleció en 1986, pero su legado continúa vivo, dejando una huella imborrable en la historia del arte peruano. (Imágenes extraídas del libro “Humareda” de Omar Aramayo).